Hablar de las veces que he llorado por alguien seria hacerme la victima y hablar de las veces que he hecho llorar quizá me haría sentir muy cruel, el punto es que de eso se aprende, que tanto de eso se hace adrede, con ganas a propósito, creo que en el 90% de los casos nunca hago las cosas por causar mal a alguien y estoy segura que las veces que me hicieron llorar el 90% fue sin intensión, empieza uno a sentir que simplemente la vida es así y no es que acepte el daño que hacemos, mas bien acepto el hecho de que somos humanos.
Creo que cada derrota sobre todo, me ha enseñado a verlo así, quizá este equivocada, quizá cuando vaya al cielo Dios me va a regañar por justificarlo todo en que somos humanos, o quizá me va a mirar con misericordia y me va a decir "te perdono, intentaste cada día en cada persona y en cada instante dar lo mejor", a veces lo siento y lo creo así, no se si sea una forma de darme moral o porque quizá así sea.
Mientras escucho una canción triste, y mientras me siento así, triste, pienso en todo el daño que puedes causarle a alguien, pienso en todo lo que ese alguien puede pensar de mi y todo lo que es capaz de hacer la mente en medio del dolor, se que ella piensa que fui el ser mas insensible, que le hice todo el daño del mundo, pero solo Dios sabe las veces que lo intente y luche y si, esta vez no hablo de Alejandra, aunque irónicamente también aplicaría para ella, pero esta vez hablo de otra persona, y lo intente, siempre lo intento, siempre quiero dar lo mejor, pero no se, quizá soy yo, quizá inevitablemente daño, quizá no puedo con eso del amor, no lo se.
Hoy en medio de esta tristeza, en medio de esta infinita soledad, de este nudo en la garganta, de los ojos aguados a punto de estallar solo quiero pensar en que inevitablemente hacemos daño a las personas que queremos, incluso a las que mas queremos, no se si realmente exista en el mundo una persona que no dañe a alguien, sin intensión, definitivamente dañamos y es porque inevitablemente esperamos mucho de los demás, es una expectativa constante y al no tener lo que queremos, inevitablemente nos sentimos dañados, traicionados, pero que tanto de eso es daño de verdad, cuantas veces nos ponemos en los zapatos del otros, no lo se, quizá yo tampoco lo hago, cuando hago sufrir.
Pienso en todo el daño causado, en todas las lagrimas que han derramado por mi, y pienso en las lagrimas que he derramado pensando en eso, en los golpes de pecho, en tanto tiempo perdido, preguntándome si en algún momento alguien se da esos golpes de pecho por mi, cuando me dejaron sola y destrozada, no lo se y nunca lo sabre y al final solo quedara, respirar profundo y continuar inevitablemente así sera.
Eliiana García