lunes, 28 de mayo de 2012

Gente...


Gente de allí, gente de allá, gente que viene, gente que va... Infinidad de gente puede pasar en un día por mis ojos, con un simple vistazo a mi entorno, se guarda durante un segundo en mi memoria cantidades de rostros que luego desecho... ¡No nos fijamos en casi nada!... Solo rostros particulares quedan en mi recuerdo, durara quizá un día, dos días, si mucho una semana y todo depende del impacto...
Gente... En realidad no se si el primer rostro que veo es el mio o el de mi madre, no acostumbro mirarme mucho al espejo, para mi lo mas importante en la mañana es ir al baño (jeje), y no creo que ver mi figura despeinada, mis ojeras pronunciadas y ojos hinchados sea un buen aliciente en la mañana jajaja, ok no!...
Rostros familiares, mi rostro y el de mi madre es lo primero que tengo al despertar, salir y comenzar a reconocer un sinfín de rostros, conocidos y no conocidos, y aunque no es que sea muy saludable o amable con cada rostro que me cruzo, siempre pienso en cada persona (bueno en algunas personas) que veo en mi pequeño recorrido hacia el trabajo...
Tanta gente, tantas historias, la vecina llevando a su hija al colegio, el vecino sacando al perro, el joven esperando el bus, el estudiante caminando hacia su universidad, y ahi esta mi madre ya en la tienda comenzando su rutina, con su rostro triste, con una infinidad de penas en su interior, y a la vez pienso que debería ser feliz con lo que tiene, pero uno suele sufrir por lo que no tiene...
No se como definir, el hecho de en 30 minutos pasar de un barrio estrato 3 clase media, a un barrio estrato 6 clase alta, es un contraste bastante particular ir de ver las casitas humildes, sencillas pero fascinantes, a llegar a ver las arquitecturas impactantes y casi ni casas porque solo se ven edificios y mas edificios, llegar al centro de la ciudad, donde todo mundo parece andar con afán, todos para llegar rápido a su trabajo, a su estudio, el ejecutivo, la señora del servicio, el joven, el vendedor de chicles y de minutos, el ruido, el humo, el trafico, todo tan perturbante, montarte al bus, donde hay una fila de otro poco de gente, un bus que va extremadamente lleno, 30 sentados, 30 parados, (bueno en realidad no se cuantos serán es solo un numero aproximado), y empezar un recorrido de 15 minutos donde se va dejando el centro de la ciudad, para ir llegando al sur, un sur donde la pobreza no se siente, donde solo hay elegancia, glamour, y un estilo de vida desarrollado, el carro lujoso, los rostros alegres y tranquilos, y yo que hace nada pasaba de ver a un habitante de la calle en posición fetal abrigándose únicamente con su camisa rota, ahí en el suelo, solo con la indiferencia de cada uno de nosotros, bueno al fin y al cabo se les pierde el respeto y la compasión, porque aparentemente todos están hundidos en la droga, si se te acercan es para robarte, su olor no es el mejor, pero ahí esta tirado en el suelo, y yo lo miro y pienso que grande es mi vida, y a la vez que miserables podemos llegar a ser...
Que pensara la gente que me rodea, pensaran en cada rostro que se cruzan?... Pensaran en la tristeza de sus familiares?, pensaran en ese indigente de la calle?, pensaran en el gringo que va caminando con su ropa "playera" y su rostro tan limpio?... Se detendrán a pensar un segundo en los contrastes de su barrio marginado, y del barrio desarrollado donde trabajan... Tanta gente, tantas historias, y aquí estoy yo sentada, escribiendo esto, pensado en la gente, cuando debería estar pensando en mi, quizá leyendo algo para crecer profesionalmente o que se yo... Baahh así soy yo, siempre pensando en los demás, y a la vez pensando en nada...
Y al salir de acá, se que caminare pausadamente mirando cada rostro, cada persona, mirando la gente y pensando, sonriendo, o tal vez con mi rostro serio, mis manos en el bolsillo, una buena canción, una mirada al cielo infinito sin olvidar a la gente bien, gente mal, gente alegre, gente triste, gente que viene y gente que va...


Eliiana García

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