viernes, 8 de enero de 2016

Escucharla

Escucharla y recordar porque me enamoré de ella.

Puede sonar exagerado, pero eran 7 días sin escuchar a esa compañía, a ese amor con el que peleaba, molestada, me enojaba, amaba, deseaba, no aguantaba, extrañaba, 7 días y al volverla a escuchar sentí una paz en el alma, aunque nada hubiera cambiado, aunque no hubiéramos vuelto y aunque eso no significara que íbamos a volver pronto, simplemente tuve un momento de pequeña felicidad al escucharla, escucharla bien, escucharla hablar calmadamente, preguntar por mi, contarme sus cosas y mientras le hablaba, mientras la escuchaba, recordar porque la quise tanto, porque aun la quiero, porque me enamoré de ella.

Casualmente ayer escribía sobre ella, sobre mi, sobre nosotros, sobre la vida y recordaba ese tiempo sin escucharla, extrañándola, pero sabiendo que quería escucharla, saber de ella y que supiera de mi, y sucedió, esa maravilla de escucharla, sucedió, como sin rencores, sin peleas, sin odios, sin mentiras, ni juzgamientos, solo ella y yo, hablando un poco, de ella, de mi, de nuestras vidas, como siempre ha debido ser.

Y aunque muchas veces preferí no hablar, tirar el teléfono, colgar con prontitud, no llamar, no prestar atención, o escuchar con mala gana sus historias, como cantaba o como me hablaba, que mas da, eso ya paso, y lo que sentí ayer fui una muestra de que ahí dentro de mi y quizá dentro de ella, hay eso que no permite que nos odiemos, que le permite a ella hablarme con calma y sin rencores, que me permite a mi seguir soñando son su piel, eso que podríamos llamar... Amor.

Escucharla me hizo entender porque la extraño, porque la siento tan parte de mi vida, de mi pasado, presente y futuro, entender porque no me puedo desprender así no mas, entender porque siempre hay una ilusión en perdonar, remediar, mejorar, volver, me hizo entender cuanto quiero a esa mujer.

Mas seguido...

Eliiana García

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