Una ciudad que se ha visto empañada por el recuerdo del terrorismo y el narcotrafico, una ciudad en la que todos los días roban, hay accidentes y trancones, una ciudad en la que se ve la pobreza y el abandono de los barrios populares y a su vez es catalogada como una ciudad innovadora y no es para menos, basta con hacer un recorrido de norte a sur en el metro para darse cuenta de su inmensidad.
El metro a las 8 viene tan lleno que no necesitas agarrarte para no caerte, entre todos vamos "cuñados", en la estación San Antonio se baja una gran cantidad de gente y quedan algunos puestos y ahí estoy yo, ocupando uno de esos, me faltan 4 estaciones para llegar a mi lugar de trabajo, no traigo conmigo mi libro, asi que solo me queda, recibir el gran sol en la cara y ver como ilumina las montañas, edificios, calles y casas de mi ciudad.
Fue así como me inspire para escribir, ver como a una velocidad de 60km/h aproximadamente puede uno detallar de norte a sur esta ciudad, pasar de los barrios estrato medio a los barrios estrato alto, pasar de ver las casitas de ladrillo sin "revocar" a ver esas grandes estructuras, los carros de lujo, la gente "pupi"; me quede mirando hacia el frente, en un contraste de colores, amarillo, verde, naranja, café, al fondo vi ese inmenso sol acompañado de una inmensa montaña, pensé por un momento en todo lo que me han dado estas tierras.
Dicen que los paisas somos regionalistas, y si, es verdad, yo con el paso de los tiempos me enamore mas de Colombia y sus ciudades que de Antioquia, cada ciudad es hermosa, todo un tesoro por descubrir, pero volviendo al tema del regionalismo, pensé en mi ciudad, esa ciudad que en la actualidad se ve entristecida por la delincuencia que va en aumento, esa ciudad que me vio nacer y crecer, esa ciudad por la que he caminado, corrido y hasta llorado, esa ciudad en la que quiero que este ella, esa ciudad que podría dejar si fuese necesario para estar con ella.
Medellín, la ciudad de la eterna primavera y hoy si que lo es, hoy es de esos días que te enamorarías de esta ciudad, donde preguntas una dirección y no te explican sino que te llevan, donde todos nos sentimos orgullosos del metro, aunque nos toque aguantar filas de 1 hora, estrujones y hasta "manoseadas", orgullosos de ese metro "setentero" como diría alguien que conozco, una ciudad hermosa y tristemente empañada por ladrones, pobreza y corrupción, como toda ciudad supongo, pero que a cada paisa indigna siempre un poco mas.
La tarde esta finalizando, seguramente me encontrare con muchos carros de regreso a casa, vagones del metro repletos de gente, caras cansadas, pero también un bonito atardecer, en esta, Mi Ciudad.
Eliiana García